Como siempre, tengo miedo de escribirla primera frase.
Resultan sorprendentes los terrores, las oraciones, la oprimente timidez que me asalta. Como si las palabras solo fueran indelebles sino además se extendieran como tinta en el agua, pintando todo su alrededor.
Espero poder mantener las riendas en mis manos y al mismo tiempo dejar fluir ese caudal de frases, de hechos encadenados en mi mente.
Me parece sentir a los jugos creativos lanzándose hacia una salida en mi cabeza, pero hay que simbolizar con sonidos con gestos, la alegría o tristeza que en ese momento sentimos.
En algunas ocasiones he sentido que mis manos contenían esa alegría o tristeza y se desparramaban sobre las paginas y tras comprobar una y otra vez los escritos, las ideas. Siendo mi mayor error, la falta de capacidad para relajarme y concentrarme, mi explosivo ímpetu desmedido aun siendo un hombre parco en palabras he sido mas fuerte que profundo.
En mi lucha por convertirme en escritor, fue la distancia quien me alentó y motivo a expresarme así, a buscar la palabra idónea para plasmar esa idea que en dos lineas podríamos escribir y que tanto trabajo nos cuesta expresar.