Por ello salgo de San Francisco sin
decir nada, una Iglesia preciosa, un patio donde mis recuerdos se remontan al
vino dulce de las confesiones del jueves Santo. De Jesús del Huerto por ser
gran devoto, de sus Monjas de la Caridad con su labor extraordinaria, de los
ancianos que pululan por su iglesia y te miran y preguntan constantemente con
el calor y cariño que sus visitantes les den, pero que en la realidad están tan
solos.
Vuelvo
a la calle.
Igual que el nazareno, por la puerta principal
Yo Vuelvo a la calle sin gente que mirar
Jesús con todo lleno, en el mismo lugar
El viernes Santo en la madrugà
La gente se agolpa para poderlo contemplar
Mas un viernes cualquiera, ¡que solo esta!
Tan solo los ancianos acompañándote están.
Cuando salgo por la puerta esta sensación tengo y esas
escenas vienen a mi mente cuando estoy en el aparcamiento del asilo y me
transporto a esa salida de Jesús de Nazareno y la sensación la expreso tal cual
la siento y sin querer herir la sensibilidad de nadie.
Recorrido por la otra Baena, desde donde la
perdí y la encontré…
Si me comparo a los grandes autores, me siento
tan insignificante que mi autoestima se viene abajo. Más al pensar en las
letras… Las palabras…La oraciones y párrafos que escribí en mi primer libro.
Vuelvo a cobrar una especie de energía que
hace que me sienta mas… como decirlo… activo.
Si alguien que leyó mi primer libro o está
leyendo este, piensa en escribir, quiero decirle que no es suficiente con un
buen titulo, una buena historia y una portada bonita. Se necesita algo
fundamental. Aunque parezca que las tres cosas nombradas son las más
importantes, dejadme deciros que todas tienen el mismo grado de importancia.
Pero hay otra que es más importante que las
tres juntas. “Un buen mensaje”. Aquello que las palabras significan… cada
palabra, cada letra simboliza una frase, un mensaje. Eso es lo hermoso de los
libros. Escribir diez mil palabras solo para reflejar siete u ocho, una idea,
una forma de pensar. ¡Maravilla de las Maravillas!
La Iglesia de Santa María la Mayor, se encuentra en lo mas
alto y en este capitulo quisiera recorrer el otro lado de Baena. En dirección
hacia la placeta de Marinalba, a la que se puede acceder por la Calle Coro o
por el Arco de la Villa.
Escribo y quisiera realizarlo desde el respeto y con el
interés de ofrecer un homenaje a los habitantes de sus barrios, a los baenenses
que más han sufrido la emigración y a las persona, porque no decirlo que en una
época de nuestra historia, han vivido olvidadas por los gobernantes espero que
en la actualidad esas barreras estén superadas. Me refiero a las dos Baenas,
desde la división por su ubicación y por el cauce del rio Marbella, que va
recortando el pueblo a partir de la Al Medina y delimitando por su cauce
natural el desarrollo urbanístico de esta zona y trasladándose la ampliación
hacia el norte, al llamado “Ensanche” y pasando esta zona a estar limitada
desprotegida e aislada del desarrollo, económico y táctico.
Por los Arcos que se encuentran en la Al Medina, Arco Oscuro
y Arco de la Consolación, se accede a la Senda Ancha, C/ Zapatería o Barrio del
Corralaz y extramuros de lo que era la antigua ciudad de Baena y por la C/ Coro
se llega a la Placeta de Marinalba y al Arco de la Villa que en ella se
encuentra, se pone fin a la ciudad amurallada y a su Barrio de la Al Medina.
Sé que hay personas de nuestro pueblo que no lo han
visitado y recorrido, unos por su juventud, por su desconocimiento y por su
falta de interés y algo de temor por lo desconocido. Jóvenes que han nacido y
vivido en una de las
dos Baenas desconociendo el encanto de
la otra, su historia sus calles sus rincones su costumbres. Que nunca han
paseado por la otra Baena, por la olvidada Zapatería o por San Juan, Paloma
rejo, Senda Ancha o San Pedro y Barrio del Corralaz.
En
la edad media eran barrios donde los Moriscos y judíos y personas que no tenían
noble cuna, eran obligados a vivir junto a las murallas del Castillo y poder
protegerse de las incursiones árabes en tiempos de la reconquista
Posteriormente se convertiría en Barrios obreros dignos,
pero a la vez semillero de las creencias libertarias que en el transcurso de
los siglos dieron motivos a los poderosos para tener las zonas establecidas,
revueltas y motines donde el Anarquismo y la necesidad, dio paso al olvido de
los gobernantes que en cada época existieron y que por tradición siempre ha
sido gobernada desde el poder religioso, real y poderosamente económico.
Relegando estos barrios al olvido y la marginación, asta el movimiento obrero
de nuestro pasado reciente, que desembocaría en la ya conocida guerra civil
donde la destrucción de sus Barrios obreros y posterior aniquilación de sus
vecinos según leemos en el libro “Baena Roja y negra.
Convirtiéndose en guetos
durante la posguerra, dando sentido a barrios como la cava y protagonistas de
la historia vergonzosa de nuestra emigración. Hasta nuestros días que gracias
al esfuerzo de sus vecinos y gobernantes, sus calles nada tienen que ver con
los de la posguerra. Si es cierto que el ritmo de mejora lo veo lento, al
contemplar muchas viviendas deshabitadas, solares sin construir, cerradas
muchascasas, tal vez sus vecinos
prefieren el progreso de la otra Baena, sus servicios, sus Bancos, Su
Ambulatorio, Sus tiendas y Supermercados, sus Colegios etc. O la muchedumbre
del “Ensanche.” O será el fantasma del abandono… Quisiera lanzar esta pregunta
a quien corresponda.
¿Por qué hay barrios que se convierten en guetos,
que da miedo pasear por ellos, que la delincuencia, droga y marginación campea
por sus calles? es delicado pero la historia siempre se repite y su degradación
comienza en barrios marginados de las dos Baenas. Estas reflexiones me asaltan
mientras paseo por estas calles, Senda Ancha, Zapatería en dirección a San
Pedro.
Me dirijo a la Plaza Vieja, pues el Sol esta en
lo alto y de nuevo el mes de Agosto hace de las suyas. Es curioso poder
contemplar un plano de nuestro pueblo y observar que esta rodeada de ermitas y
conventos.
¿Quién dijo que en
una gota de lluvia no hay vida? La tomo en mi mano. Tan pequeña, tan delicada,
tan espejo de lo que refleja y mi mirada y mi corazón entran suavemente en
ella. Hay colores que se mezclan, recuerdos de lugares
por los que pasó, cuando era parte de una nube que surcaba los cielos como un
pequeño bajel, observando lo que en nuestro mundo pasaba.
Y recogió el azul del mar, el blanco de las
margaritas, el amarillo de los girasoles, la sonrisa del niño, las caricias de
una madre... La luz del atardecer cuando el sol se escondía tras las montañas,
la ternura de tu corazón cuando entre tus brazos me amabas...
Recuerdos(Este articulo no ha sido creado por mi, pero expresa mi propio sentimiento y el sentir de tantos españoles que estamos viendo como sale y de donde tanto subnormal que hacen que España sea tan solo un recuerdo) Yo creo recordar que hace unos años, en España, se vivía bien. Con tranquilidad relativa, disfrutando de nuestra “joven” democracia, viendo las alternancias, las luchas de poderes, la libertad de expresión, con sus enfermedades y sus remedios, con la gente de un lado y de otro, o de todas partes o de su propia casa, con la bronca justa y normal. Pero parece que de eso hace mucho tiempo. Los tiempos recientes están convulsos y confusos. Yo me pierdo, por lo menos. Y en esa convulsión y he sido incluido en un bando, parece ser, como otros muchos españoles. Y aquí andamos, en las trincheras. No pasaremos. O sí. Yo qué sé. Sólo recuerdo un país normal y ahora veo demasiados subnormales que me han roto la memoria.De:Fernando Jimenez
Nací en pueblo sureño, por mejor nombre Baena. Desde pequeño tuve la pena,de querer ser mi propio dueño y me quede en el empeño. Pues quería quedarme en Baena, para así dejar la pena. Quería trabajar y tener mi sueño. Animo e ilusiones tenia. Ademas los enchufes contaban y yo los mios conseguía. Pero en el examen me jugaba, los sueños que perseguía y eran que en Córdoba me quedaba.Vuelvo a mi pueblo, conmigo este mi anhelo, conmigo esta mi enamorada. Una idea me desesperaba, esto lo tenia como un desvelo, como un ansia, un consuelo. Un presagio me asaltaba. Mas llega la cruel realidad. Esa que mata y aborrezco, que es aguantar la vanidad. Mi deseo era ver todo nuevo. Nueva forma de querer, de responder y ver las cosas mas queridas. Pero llega la cruel realidad. Los reproches familiares. Tengo mi pueblo, tengo mi casa, tengo lo que mas amaba... Mas no es lo que esperaba.