PASAR PAGINA

A veces, como ahora que intento ordenar las ideas y las sensaciones que he ido recopilando como si fuesen cuentas de un mismo collar, me cuestiono si dentro de un tiempo, cuando la novedad deje de serlo y esta aventura pase a ser un juguete viejo olvidado en algún rincón de la memoria, habrá supervivientes. Y es que uno tristemente descubre que, con el paso del tiempo las veredas que no se transitan acaban llenándose de hierba y es difícil encontrar aquel viejo sendero que llevaba de una puerta a otra. Yo diría algo más aún. El silencio son puntos aparte en la vida. Y cuando uno pasa pagina, no siempre uno sabe como continuar aquella conversación que un día brotaba sola y después hay que arrancarla a la fuerza.


EL CALENDARIO




Todos los poetas al versificar, se permiten a veces, alguna licencia, y yo, sin serlo, también quiero hacer uso de esa prerrogativa.


Esta noche he querido abrir aquella puerta que no se debe de abrir, bajo el riesgo de que salga algún recuerdo que no haya cicatrizado.


Miro un calendario... Igual que todos los calendarios, con sus meses, con sus días, pero... no es verdad que sean iguales. Quizá si, en que existen los días laborables de color negro, y los festivos con su color rojo.

Pero... para el que lo mira... las fechas tienen distinto significado.
Y lo voy mirando... y paso mis dedos suavemente por el papel y me voy deteniendo...

24 de Diciembre, 17 de Abril, 10 de Octubre, 18 de Febrero... Todas tienen un significado para mí. Un significado que no puedo olvidar aunque lo intente.

Recuerdos que vuelan por las noches... silencios incomprensiblesPalabras que vuelan por el firmamento, estrellas que llevan un nombre, rostros que caen por la terrible tormenta de arena, palabras que causan dolor, que hieren, que matan el alma...

Ya dije que no se debía de abrir la puerta de los recuerdos, pero hoy necesitaba hacerlo para soltar lastre. 

Y es que todos tenemos unas fechas en el calendario que no son iguales, que tienen su historia y que a veces queremos huir de ellas y no podemos.

Lentamente... cierro la puerta... y van quedando atrás los recuerdos que esta noche me han acompañado. Y ha de ser así, porque la vida nunca retrocede, siempre camina hacia adelante



EL TIC-TAC Y DEJAR DE PENSAR



Te despierta el tic-tac del reloj, la ducha del vecino o sus ronquidos, la lluvia, un portazo con mal humor o prisas, unas botas amartillando los escalones, un perro desesperado, algo inconcreto, el viento...Despiertas y de golpe se derraman entre las sienes los dilemas que anoche el sueño amainó.
Brincan, se exaltan, burbujean unos y otros -nunca van solos- sin que el razonamiento sea capaz de aplacarlos.

Entonces, se hace océano el desvelo y resignado huyes de la horizontalidad de la cama. Pero, insistentes, los problemas te siguen y ocupan, también, la raíz diurna de la verticalidad.

Hablo y no entiendo lo que digo
escribo y admiro mi expresión
pienso y lamento lo que deje de pensar.

Cuando deje de hablar, escribir y pensar
creo que habré abandonado esta vida.

Hablare bien... no diré nada
dejare de admirarme... al no escribir
pensare siempre lo mismo... dejo de pensar.

Por ello y en uno de mis locos pensamientos
al morir podría llegar la felicidad añorada,
                                                                             al dejar de pensar, escribir y expresar...

A veces alguien me pregunta qué hago, qué busco... y no se qué contestar. Tal vez sea una combinación de muchas cosas o, tal vez, como pienso ahora, sólo espero encontrarme a mi mismo. Probablemente no sea la manera ortodoxa de descubrirse, de conversar con uno mismo, de realizar ese camino hacia el interior que a veces uno necesita realizar. Es como si para ver el tono de nuestra piel necesitáramos situaros junto a otros, frente al espejo.

No soy diferente a los demás: uno de tantos retales de soledades que forman parte del patchwork de la vida. Sombras de árboles de hoja caduca en otoño.