No soy nada. Nunca seré nada. No puedo querer ser nada.
Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Estoy vencido, como si supiera la verdad.
Estoy lúcido, como si estuviera para morir
Estoy perplejo como quien pensó y halló y olvidó.
Estoy dividido entre la lealtad que debo, como cosa real por fuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuera nada.
¿Qué sé yo de lo que seré, yo que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pero pienso ser tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no puede haber tantos!
Cien mil cerebros se conciben en sueños como yo,
Y la historia no marcará, ¿quién sabe?, ninguno,
Ni habrá sino estiércol de tantas conquistas futuras.
No, no creo en mí…
¿Soy más cierto o menos cierto? Y quién sabe si realizable.
Nunca verán la luz del sol real ni hallarán oídos de gente?
El mundo es para quien nace para conquistarlo
Seré siempre el que no nació para eso;
Seré siempre sólo el que no tenía cualidades;
Seré siempre el que esperó que le abrieran la puerta
al pie de una pared sin puerta,
Y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
¿Creer en mí? No, ni en nada…
Derrame la naturaleza sobre la cabeza ardiente
Su sol, su lluvia, el viento que halla el cabello,
Pero al menos queda de la amargura de lo que nunca seré
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico Partido para lo Imposible.
Pero al menos consagro en mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos en el gesto largo con el que vivo.
Tú, que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
Todo eso, sea lo que fuera, que seas, si puede inspirar ¡Qué inspire!
Mi corazón es un balde vacio y no encuentro nada.
Viví, estudié, amé y hasta creí, Tal vez hayas existido apenas.
Hice de mí lo que no supe, Y lo que podía hacer de mí no lo hice,
El traje que vestí estaba equivocado.
Me conocieron luego por quien no era y no lo desmentí y me perdí.
Cuando quise arrancar la máscara, Estaba pegada a la cara.
Cuando la arranqué y me vi al espejo, Ya había envejecido,
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.
Esencia musical de mis versos inútiles,
Quién me diera encontrarte como cosa que yo hiciera,
Pisoteando la conciencia de estar existiendo,
Como un tapete en el que un borracho tropieza
O una alfombra que los gitanos robaron y no valía nada.
Pero el silencio llegó a la puerta y se quedó allí.
Lo miró con la incomodidad del alma mal entendiendo.
El morirá y yo moriré. Y dejaré escritos los versos.
En algún momento moriré y los versos también,
Después morirá la calle donde estuve deambulando
Y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto se dio.
Continuará haciendo cosas como versos
Siempre una cosa enfrente de otra,
Siempre una cosa tan inútil como la otra,
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto
como el sueño del misterio de la superficie,
Siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni otra.