AGRADECIMIENTO DE UN BLOGUERO


Hace aproximadamente dos años, creé un blog, pero no vería nunca la luz pues se convirtió en el lugar donde expresaba mis más íntimos pensamientos y al que nadie tenía acceso excepto yo.

Era un refugio en el que en aquellos momentos me hacía sentir bien porque allí nadie podía hacerme daño. Me gusta utilizar la coletilla “a veces" y es que es así: a veces en este mundo debes de caminar de puntillas, caminar convirtiéndote en un ser casi invisible porque te das cuenta de que estás vulnerable, de que tus mecanismos de defensa están bajos y en un momento dado, te pueden herir.

Me quedo mirando lo que he escrito y repito para mí el verbo herir. Es tan fácil que te hieran cuando vas con el corazón en la mano...

Es tan fácil cuando no esperas ni por un instante que alguien pueda acercarse a ti para lastimarte...

Pero vas aprendiendo poco a poco y no es que te vuelvas más insensible, porque el que ha nacido de una determinada manera, no cambia de la noche a la mañana, pero sí piensas las cosas más veces y vas perdiendo la inocencia, la impulsividad, la frescura con la que iniciaste este camino de bloguear. Un camino que sigo recorriendo y que a pesar de todo voy llenando de besos y de rosas.


perdido entre los versos

No siempre programo mis mensajes

Tal vez nunca sé cómo escribirlos

Y sólo me permito el simple juego

de ser fugaz y entretenido.

A veces comienzo con un tema

Y luego transformo mi camino

Enfilo hacia lugares muy distintos

Tratando de lograr algún sentido.

Por eso es que a menudo yo me encuentro

Rodeado en mi propio laberinto

Tratando de escapar con mucha astucia

Del lúdico dilema construido.

Entonces se dan sin ningún tino

Secuencias de frases muy ambiguas

Y trato de alcanzar alguna meta

Para satisfacer mi cometido.

Después le doy final al nuevo reto

Siguiendo los dictados que me surgen

Como algo imperioso desde adentro

Del músculo vital en sus latidos.