Cuando llegues a casa



Cuando llegues a casa, pon la mente aparte. La necesitas en tu lugar de trabajo; no la necesitas con tus hijos. Juega con ellos. No necesitas ser un adulto, conviértete en persona. No necesitas ser médico, jefe u obrero con tu esposa. Con un paciente es estupendo, pero con ella no necesitas. Con un amigo no necesitas hacerte el ingeniero, ni el hombre de negocios. No necesitas ser nadie. Simplemente puedes ser tú mismo...